viernes, 9 de diciembre de 2011


Me había dejado. Sí, de una noche a otra, indudablemente las cosas habían cambiado. De repente, él ya no era el mismo conmigo y yo… Simplemente no lo entendía. No lograba comprender qué había hecho mal, en qué había fallado. Y empecé a culparlo a él.Él nunca se enteró. Mi orgullo valía más y nunca le dejé saber todo lo que sufría, la cantidad de veces que lloraba , la cantidad de veces que pronunciaba su nombre y deseaba volver a tenerlo a mi lado. La cantidad de veces que intentaba recordar el sonido de su voz. Eso fue lo que me dolió. No poder recordar su voz, no poder recordar cómo eran sus caricias, cómo eran sus besos, sus miradas.
Reprimí todos mis sentimientos y me prometí a mi misma, no volver a pensar en él.
.No volví a saber nada más de su vida. El tiempo hizo lo suyo, como siempre he dicho. Y cuando dejas de buscar esa respuesta, la encuentras. “¿Qué había hecho mal?”Retumbó en mi cabeza la pregunta que la había rondado tantos meses, quitándome el sueño, ahogándome.Era tan simple, que no lo podía ver. Hasta ahora.
Así como yo lo había dejado de querer, él había hecho lo mismo, sólo que un tiempo antes, antes de que todo eso tuviera un final para mí.Ni mi culpa, ni la suya.Simplemente, me había dejado de querer

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