jueves, 27 de octubre de 2011

Quiero que seas mi amigo con derecho, derecho a tenerme siempre, ¿ me entiendes?. Sabes los regalos esos cutres que hace la gente que se cree muy original; me refiero a esos en los que te entregan un papel en el que pone " Vale por un abrazo".Bueno pues quiero regalarte mil papeles como esos que lleven escrito algo así como"Vale por todos los momentos del resto de mi vida". Quiero que un amigo de esos que cuando le llamas diciendo que el hijo puta de tu novio te a vuelto a dejar venga corriendo a la puerta de tú casa y te agarre de la cintura con la intención de no soltarte nunca. Quiero un amigo de sorbos de café y noches de borrachera en un parque, uno que te sujete la cabeza cuando necesites vomitar los litros de alcohol en vena que has ingerido esa tarde y que te abra la puerta de clase cuando llegas cargada con las mochilas un lunes por la mañana. Quiero que seas mi amigo porque me da miedo que si consigues ser algo más termine jodidamente enamorada, incluso más de lo que ya estoy, me aterra la idea de que un beso pueda cambiar tu forma de mirarme.  Despiértame cuando decidas que hacer, yo soy incapaz de quererte como debería hacerlo.






Ódiame. Hazlo de la manera que te apetezca, de la manera que quieras, que desees. Al fin y al cabo, sé, bueno, más bien, sabemos, que acabaremos arrodillados el uno frente al otro; el motivo por el que no ha pasado aún es porque nunca hemos estado solos, siempre nos odiamos en público, que cobardes…. Estamos esperando ese maldito momento en el que nos encontramos y, no tenemos más remedio que reflejar la verdad; que mirarnos a los ojos y ver que brillan más que la luz de la luna; que abrazarnos y sentir que nuestros corazones van al mismo ritmo, a mil por hora; que nos besamos y no sabemos muy bien como hacerlo, porque hasta este momento no hemos sido compatibles, hemos sido como dos polos opuestos que no eran. Vamos, no seas cobarde, quiéreme, o limítate a confesarme que me quieres en silencio, como yo.






Grítame todo lo que no quiero oír, todos mis defectos, las cosas que no soportas de mí. Héchame en cara, todas y cada una de las veces que te hice sentir mal, que te decepcioné, que te hice pensar eso de "pensaba que eras diferente". Enfádate conmigo. Dime todo eso que la gente no le dice a los demás, dime lo que verdaderamente piensas de mí. Pero después de eso, hazme un favor, solo uno. Dime que me quisiste, que en algún tiempo o lugar, lo has hecho.

Yo soy el fuego y tú el único superviviente.


Y no, antes de que preguntes, no lo sé. Solo se que me sonries y sonrio yo, como una autómata, como si tu sonrisa arrastrara a la mia a traves de un hilo invisible... Se que me gusta tu boca, que te abrazaría al menos 500 veces al dia, que me alegro cuando sé que te voy a ver y que el día no es lo mismo si quedamos todos y tú no vienes... Se que te recuerdo a menudo, demasiado a menudo quizás... que me encantaría saber qué piensas de mí... Sé que cuando me preguntas '¿Qué tal?', te diría 'Bien, con ganas de ti...'

martes, 25 de octubre de 2011





Y volvimos a sudar juntos. Una vez más. O una menos. Vuelvo a morderte la boca y el tiempo sigue deteniéndose igual que en aquellas noches de verano. Tu piel contra mi piel, me erizas las ganas y rozo la locura por momentos, o pierdo mi poca cordura sin remedio… No sé qué tienes, y lo peor de todo es que seguiré sin saberlo. Ya no me importan los motivos, sé que encontraría mil razones para no quererte en mi cama, y sin embargo mis sábanas piden tu calor a gritos. Igual que mi cuerpo.Házmelo. Sin ninguna pretensión, pero con todas. Ya veremos qué pasa mañana,hoy tenemos toda la noche para querernos.

jueves, 20 de octubre de 2011


LLéname por completo, como nadie lo ha hecho antes.


 Mil veces buenas noches.
- Mil veces malas por faltar tu luz.


Me matan las ganas, hago un sacrificio cada tarde de esas que pasamos al sol, me contengo, resisto mis instintos. El corazón me dice " bésale, bésale,bésale", pero siempre estará mi orgullo, mi orgullo y las causalidades de pasar  un anochecer recostada en tu pecho.Me prometo que nunca había sentido esto por nadie, caerte al vacío con la seguridad de que te romperás cada uno de tus huesos y aún así me arriesgo, porque esto es importante para mi, muy importante en realidad. Quiero tenerte cerca todos los días del resto de mi vida, y quiero que el resto de mi vida empiece ya. Pido un millón de besos como el último que me diste y sinceramente creo que me los merezco, más que nadie. Necesito sorpresas con olor a primavera y deseos de agarrarme de la cintura y no soltarme nunca ¿entiendes?. Te necesito a ti, por entero, sin terceros, nadie más.

you can take everything I have,you can break everything I am.







- Necesito saber por qué me quieres.
- Porque te quiero...
- De verdad me gustaría creerte cuando dices esas palabras, Dan, pero tal vez, si supiese el por qué, dejaría de asustarme cuando las oigo y no tendría miedo a decirlas.
- Vale. Bueno, si quieres hablar sobre por qué...
- Lo hago por mi madre y sus tantos maridos.

- Ahí. Ese es el por qué. Porque últimamente me gusta cuando me interrumpes, que es a menudo. De todas formas, te quiero porque no te disculpas sobre quién realmente eres: Preciosa, elegante, sexy como el infierno.
- Ahora estás haciendo que me ponga colorada.
- Esa es otra razón. Eres totalmente inconsciente del efecto que causas en mí...

martes, 18 de octubre de 2011

Encárate al amor, por mi, solo por eso.





Y es que puedo decir que a mis 16 años ya he conocido muchos tipos de amor. El primer amor, ese chico un curso más mayor que tanto te gustaba de pequeña y observabas de lejos en el recreo hasta que un día te armaste de valor y decidiste por fin comenzar a hablarle. El mismo que te robo tu primer beso, y por ello.. también, un trocito de tu corazón. También aquel amor imposible que aunque nunca llegó a comenzar, te marco y te marcará toda tu vida, sin poder dejar de preguntarte nunca qué hubiera pasado. Todos esos amores baratos de un rato, que duran tanto como un beso. El amor platónico, el de toda la vida. Y también ese amor incondicional, el de tu madre entrando por la noche a la habitación para abrazarte, intentando calmar tu angustia, pretendiendo que dejes de llorar o simplemente llorando contigo, el mismo amor que llega en el abrazo de esa gran amiga, cuando estabas totalmente destrozada. Destrozada por otro amor, un amor grande, sincero, más maduro. Ese amor en el que creías, y pensabas con todas tus fuerzas que sería el verdadero, el definitivo. El que hizo que todos tus amores anteriores fueran simples caprichos, y los apartó a un segundo plano. Un amor tan intenso y bonito como frágil y doloroso. Si, os hablo de ese tipo de amor, el que es capaz de subirte al cielo, pero que luego te suelta de golpe desde lo más alto...El mismo amor por el que se nos quitan las ganas de volver a amar.

sábado, 15 de octubre de 2011

OCTUBRE Y YO TE ECHAMOS DE MENOS.












Tu dedo juega curioso intentando enredarse con mi lengua. Prendo tus ojos, los enciendo. Me deslizo por tu nuez, tu cuerpo y cada enclave desconocido. Te palpo, descubriéndote una vez más, sin cansarme. Menuda guerra, me he quedado sin balas. Me rindo, me entrego... Me robas los ases que tenía escondidos en mi manga convirtiéndolos en cartas a tu favor. Mueves el viento a tu merced. Meces las riendassegún te plazca. Escribes las historias de tu vida sin temor. Atada me tienes a cada poro de tu piel, sin resistencia alguna. Sigo los pasos que das, hago que tu frío sea calor. Me rindo, me ofrezco sin piedad.
Mi mejor amiga, que en estos momentos y siempre ha echo que todo pareciera más fácil.
GRACIAS

jueves, 13 de octubre de 2011



Cada una de las veces que has sonreído, cada una de las veces que por más que querías no has podido hacerlo, cada una de las personas que han pasado a formar parte de tu vida, algunas que han llegado para quedarse y otras que se han convertido en tristes recuerdos, algunas que no llegas a conocer siquiera y otras que acabas conociendo más que a ti mismo. Perder a alguien para encontrar a alguien mucho mejor. La ilusión de poner el diente debajo de la almohada y mirar con el rabillo del ojo haber si por fin conocías al famoso Ratoncito Pérez. Las veces que mentiste a tus padres diciendo que habías visto a los Reyes Magos, y todas las veces que mentiste a los Reyes Magos diciendo que habías sido buena. Las hostias que te han dado, algunas muy injustas pero otras increíblemente merecidas. El primer día que te quedaste sola en casa, y cuando por fin te dieron tus propias llaves. Aquella vez que perdonaste, y cuando tuviste que pedir perdón. Apurar rápido la escritura para acabar de copiar el work book a tu compañero antes de que entre en clase la profe de inglés, las bolas de papel, las cartas, los dibujos en la pizarra, los castigos, las libretas de copias, y ese examen que no merecías suspender. Las clases más divertidas y también aquellas en las que parece que no pasa el tiempo. El primer vestido, los primeros tacones, tu primer concierto, la primera noche de fiesta y conseguir entrar por fin en aquella discoteca. Las llamadas a tus padres para que te dejen un ratito más, por pequeño que fuera. Tu primera fiesta sorpresa y todas las veces que has soplado las velas. Cuando casi quemas la cocina intentando cocinar. Lo que nunca dices, todo lo que has dicho, y lo que te hubiera gustado callar. La alegría de los viernes cuando acaba la semana, y la pereza de cada lunes. Las tardes de café, las buenas compañías, comerse el mayor número de pipas por segundo. Esa vez que te hicieron sentir especial y también aquel día que te hicieron tanto daño que no pudiste evitar llorar. Los domingos de resaca. Los baños relajantes y ver tu peli favorita envuelta en una manta. El primer amor y los besos inocentes a escondidas en el patio del colegio. Cada uno de tus amores seguidos de más besos, cada vez menos inocentes. La vez en que decidiste entregarte a alguien en aquella pequeña habitación. Aquella noche en la que salio el sol. Los nervios de la primera vez, las dudas, el miedo, y como conseguiste vencerlo. La primera vez que formaste con alguien un ''nosotros'' y cuando viste con tus propios ojos como se rompía. Cuando aprendiste a querer, pero sobretodo cuando te tocó aprender a olvidar. Las noches sin dormir, llorando, cuando decidiste que el helado de chocolate era un gran amigo. El apoyo de los tuyos, los de verdad, en los momentos más duros. La vez en la que alguien te abrió los ojos y te enseño tus defectos, aquellos que intentaste poco a poco mejorar. Asomarse un día por la ventana y sonreír porque hace sol o asomarse otro día y al ver que no para de llover sonreír porque puedes volver a meterte en la cama. Cuando cantaste con todas tus fuerzas aquella canción que tanto te gusta, aun sabiendo lo mal que lo hacías. Cuando gritaste hasta quedarte sin voz. Cuando reíste hasta que te salieron agujetas en la barriga. Cuando saltaste hasta que te dolieron los pies. Cuando sentiste hasta que te dolió el corazón. Cuando lloraste hasta que se te acabaron las lagrimas. Cuando te tocó seguir adelante, aunque en aquel momento no te apeteciera, porque te diste cuenta que el mundo no se para, ni te espera. Aquel día en el que llego una muerte cercana, dolorosa, de algún familiar y entonces la repentina decisión de empezar apurar cada latido como si fuera el último, como si no hubiera mañana. Cada uno de los errores cometidos a lo largo de tu vida y ver como puedes aprender de ellos.
No, no me arrepiento de nada.


Y es que hay días en los que no puedo evitar sentir esta angustia, que se acomoda aquí, en mi pecho, y no me deja casi respirar. A veces noto como se me humedecen los ojos y puedo controlar mis lágrimas, en cambio, por desgracia, otros días es tan grande el escozor que siento, y se me hacen tan pesadas las razones que las empujan a escaparse de mis ojos, que tengo que presenciar como estas corren libres y desobedientes por mis mejillas. Y entonces lloro. Y maldigo el volver a hacerlo, por el mismo motivo. Te maldigo a ti, y siento rabia, impotencia. La misma que sentí hace unos cuantos meses ¿Por qué me prometiste la luna y el cielo? Nunca te lo pedí. Prefería que hubieras sido franco y desde el principio hubiéramos vivido un presente, sin que me prometieras ningún tipo de futuro perfecto. Porque yo creí en ese futuro perfecto, creí en nosotros, creí en ti... Y por culpa de eso ahora no creo en nada. Ni en nadie. Hubiera sido más fácil si desde el primer momento hubieras sido un cabrón, me hubieras echo daño y te hubieras comportado como el gran hijo puta que resultaste llegar a ser, créeme que si hubiera sido asi jamás me hubiera enamorado de ti, ni hubiera sido tan grande mi ilusión, ni tan alta mis expectativas. Pero tu me enamoraste a traición, con tu forma de mirarme como si fuera preciosa, de acariciarme como si me fuera a romper en cualquier momento, de tratarme como a una princesa...Princesa de un cuento absurdo. Y ahora abro los ojos y veo como ese cuento se me escapo de las manos. Y como tu ya vives ese mismo cuento con cualquier otra. Tu nueva princesa. Todo eso era nuestro, joder, pensaba que era único. Y saber que no es así me supera, me inunda de tristeza. Y sé que es patético, es absurdo, pero...aveces, lo único que consigue calmar esta angustia es pensar que de todas las noches que duermes con ella, al menos alguna, lo haces soñando conmigo.

miércoles, 12 de octubre de 2011


Querida amiga, que a mi también me han roto el corazón, pero aquí sigo. Con mis días buenos y malos, pero sigo. Con sonrisas y alguna que otra lágrima, pero sigo. A palos, sí, pero sigo. Porque ser valiente no es luchar y aferrarte a alguien con todas tus fuerzas, o pasar las noches en vela llorando esperando a que regrese...
Las verdaderas valientes somos las que sabemos decir ''Hasta aquí'', y poner fin a las mentiras, a la angustia, al sufrimiento... A ese cúmulo de cosas que llegan cuando el amor se va. Porque tarde o temprano se irá, y es algo que hay que saber aceptar. Las fuertes no son las que perdonan una y otra vez, las que hacen mil cosas por recuperarle e intentan por todos los medios hacerle el boca boca a sentimientos que hace tiempo que están muertos...
Las fuertes de verdad somos las que decidimos marcharnos. Las que aprendemos a olvidar, aún sabiendo lo que eso cuesta. Las que nos levantamos de la cama sin él yafrontamos un nuevo día con la mejor sonrisa. Las que sabemos que si realmente quiere volver; volverá. Y que si no vuelve jamás habrá merecido la pena. Porque sentir dolor es inevitable pero sufrir es opcional. Y somos de las que decidimos no sufrir. De las que sabemos que merecemos ser felices.

Y eso no significa que queramos menos que las demás, simplemente tenemos un secreto que hemos aprendido con el tiempo y las decepciones: querernos a nosotras mismas por encima de cualquier cosa. Porque, si no lo haces, estás perdida. Y ya vendrá otro que te haga vibrar de nuevo, porque tienes toda la vida para encontrarle. Así que no desesperes. Que a tu lado tendrás siempre lo que te mereces, que no es poco. Y él ha demostrado ser bastante menos que eso. Y es que, querida amiga, como podría yo explicar que la pena dura tanto como quieras túseguir llorando...

jueves, 6 de octubre de 2011

De repente, me acuerdo. Íbamos en tu coche de aquel momento, un Ford gris oscuro, oscurísimo. A veces parecía negro: decías que no lo lavabas porque ya llegaría la lluvia (ese año, hubo sequía). Empezó a sonar nuestra canción y, al instante, nuestras manos chocaron porque ambos, al mismo tiempo, quisimos subir el volumen:

-And it always seems you got something on your mind other than me- nunca te dije que adoraba tu voz. Si lo hubiera hecho, creo que hubieras dejado de cantar para mí. No cantarme: cantar para mí. Ojalá entiendas la diferencia.
-You turn it on, then you're gone- claramente, no canté. Nunca me dijiste nada de cómo cantaba, o qué te parecía mi voz, o mi risa… fueron cosas que faltaron, supongo.
-¿Yo irme? ¿A dónde?-no quitaste la vista de la carretera mientras aparcabas.

Habíamos ido a ese lugar que tanto nos encantaba: un saliente enorme y, debajo de nosotros, el mar chocaba con fuerza contra las rocas, lastimándolas, como si así pudieran culpar a alguien de tanto vaivén.
Cuando acabaste, salimos del coche, y nos sentamos en el capó, mirando al mar… bueno, estaba todo tan oscuro que podría estar mirando cualquier otra cosa.

-Te irás, Zoe. Eres como una de esas olas de ahí abajo, bueno, probablemente seas como todas esas olas de ahí abajo.

Me miraste. Y como siempre que me mirabas, se quedo el mundo en silencio. Puede que haya pasado mucho tiempo a tu lado, más que cualquier otra persona, pero nunca, créeme, nunca pude adivinarte, ni entenderte, ni seguir el hilo de tus pensamiento.
Sonreíste. No lo vi, pero sé que lo hiciste. Sueles sonreír cuando estás triste.

-Tú también vas a irte. Todos nos vamos

-¿Por qué tus palabras estaban llenas de tristeza, Zoe?
-Vamos, no me mires así, Ian. Dentro de 10 años, ¿piensas que te acordarás de mí, de nuestra canción, de nuestro lugar…?

Me hubiera gustado decirte que nunca te olvidaría. Pero también esto fue algo que nos faltó por decir.