Tenía tanto miedo a perder la cabeza y dejarse arrastrar, tanto miedo de dejar de perseguirse a si misma. Ponía la excusa de que aún no se había encontrado: "la vida es una búsqueda continua preciosa" le dije en aquella barra de bar de carretera. No supe entonces que ella no es de las que se buscan para encontrarse, ella es de las que se buscan como excusa para no detenerse nunca. Porque cuando te paras corres el riesgo de ver todo lo que te rodea y entonces, entonces sí puedes descubrir lo que es verdaderamente bonito.
Hay algo contradictorio en todo esto, y no es solo que ella en sí fuera un absurdo, si no que cuanto más corría para alejarse de él ,más cerca se encontraba de no poder olvidarlo nunca.
Creía que estaba tan rota que ya nadie podría ver inocencia en ella. Los corazones dañados dejan moratones pero ella estaba llena de sus cicatrices, con el nombre de él marcado en la piel. Nunca había visto nada igual, el dolor se le trasparentaba por debajo de la camiseta como un tatuaje que nadie deseaba ver.
Supongo que cuando la vi entendí eso de que el amor destruye.