domingo, 20 de enero de 2013

A pesar de todo me sigues pareciendo primavera y poesía.











No te olvido pero te echo de menos. Ya nadie valora nada, ni siquiera se esfuerzan en tratar un cerebro destrozado, sólo tú. Hace frío, vamos a cubrirnos, seleccionemos los recuerdos, recordar lo bueno, tirar a la basura lo malo. Cojamos un montón de química para olvidar, fumemos alegría, somos el tren que viaja en tercera clase y ríe. 

Ya lo sabes, mis manos no se cierran hasta que no lleguen las tuyas y si se cierran es para dar puñetazos a aquel que te vuelve a hacer daño. 



Una vez salimos de fiesta tú y yo solas. Una detrás de otra. Pero hubo una noche, ¿te acuerdas? Íbamos disfrazadas y puestas hasta las cejas. Primero bailamos como si ya nos estuviésemos riendo de todo esto y luego también lloramos. 
Me abrazabas y yo sólo quería que no te acercases del todo; no te fueses a cortar con todo lo rota que estaba. 
Me abrazaste otra vez; igual de rota pero tan guapa como siempre. Y entendí que cuando los rotos se abrazan se forman mantas. Mantas en las que pasar un invierno o toda una vida. 
Me dijiste; 'Tú dijiste que había personas que te hacían grandes. Y yo me siento orgullosa de lo que soy, porque tú te sientes orgullosa de mí.' y han pasado dos años y todavía no sé qué contestar a eso.
Has vomitado en todas las baldosas de mi casa y me has metido en todos los taxis que no supe parar. 
Has sido freno cuando había un muro delante. Y has sido muro cuando necesitaba sostenerme. 
Contigo me he reído tanto que a veces se me olvida lo llorado. Eres tan diferente al resto que salimos ganando. 
Ojalá toda una vida en la que me sigas llevando la contraria y quitando tanto la razón, para que no me pese el equipaje a cuestas. 
¿Me oyes?  Toda una vida.
Coge algo de ropa, mucha fuerza y un vino. 

Vamos a salir de esta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario