lunes, 30 de septiembre de 2013

El mundo está lleno de gente que aún no sabe que te quiero, sin embargo estoy harta de gritárselo a todos ellos. Las personas que me rodean conocen tan bien tu olor que se ha quedado impregnado en sus primaveras y ahora me dedico a ir oliendo estaciones.El metro se a vuelto un lugar donde buscar tus ojos, o buscarte a ti. Cuando pienso que te tengo, te me desparramas en el cuerpo de otro,en la sonrisa de otro,en un alma que no es la tuya.

Los parques ya no son tan verdes como solían serlo cuando me pasaba horas recostada en tu pecho y la hierba hacía de cama para nuestros secretos.Casi no puedo pisar las cafeterías porque quiero ser el recuerdo de tu café amargo que te rozaba los labios y minutos después besaba los míos en una caricia.La música se ha vuelto insoportable cuando la canciones solo dicen tu nombre y los acordes se convierten en tus dedos deslizándose por mi piel desnuda.

No puedo contener la explosión de sentimientos que despiertan en mi cuando  veo tus camisas en cualquier otro impostor, que no consigue mirar al sol de frete y aún así se cree capaz de abrasarme.Tampoco comprendo como alguien puede tocarse el pelo como tu solías y no agarrarse de tus vórtices ni quedarse con un poco de tu esencia.Delante de los Hostales, es entonces cuando de verdad, de verdad, de verdad me falta el aliento, y contengo las manía de llamarte en susurros para que despiertes a mi lado. En los Hostales vuelvo a vernos, acurrucados, amándonos los defectos y sin querer despedirnos nunca, aunque el pasado llame a la puerta.


Porque todo lo que tiene que ver conmigo se resume en  cuatro letras diciendo tu nombre o amor,que  al fin y al cabo es lo mismo.



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