jueves, 2 de junio de 2011

-Conseguiste que te entregara todo lo que podía darte, el cien por cien, entre el crujido de el colchón y los gemidos de esa noche  fue tuya, por completo.
-Ahora ya no se si la quiero,antes estaba completamente seguro.De verdad.Antes pensaba que ella era la única persona que merecía la pena a mi alrededor.
-Hombre, gracias por la parte que me toca. 
-Ya me entiendes, creía que estaba enamorado, por primera vez.
-Puede que lo estuvieras, el amor no dura siempre. Aveces amamos a alguien , de repente se nos olvida el porque y dejamos de hacerlo.
-Pero ¿Qué la voy a decir?.
-Dile la verdad, que la has querido mucho, muchísimo.Que has sido realmente feliz a su lado.Que has descubierto 200 tipos de sonrisas que ni siquiera sabías que tenías.Dile que la primera vez que la viste pensaste que nunca verías nada tan perfecto.Necesitabas que fuera tuya o morirías. Dile la verdad, que ha sido ella.Porque aun que aún no lo sepas, es ella.Ella es la primera, la chica con la que compararás a todas las demás.Dile que la necesitabas más de lo que te gustaba admitir, que lo vuestro era algo serio.No hagas las cosas fáciles ni digas lo que ella quiere escuchar.
-Pero no quiero hacerla daño, es lo último que quiero de verdad.
-Es difícil no hacer daño a los que quieres, es muy complicado.Pero ella se lo merece, se merece una explicación, se merece saber que tú cambiaste por ella.
-¿Y si eso hace que lo pase peor?...
-A eso me refiero con que has cambiado por ella, hace un par de meses no te hubiera importado dejar a una tía por teléfono el día de su cumpleaños, aunque le rompieras el corazón, sin embargo mírate ahora...te mueres solo de pensar en que ella pueda salir lastimada de todo esto.

-¿Eso que significa?
-Significa que dejes de acogonarte, que dejes de tener miedo a lo que sientes.Porque por mucho que la dejes,que termines con ella eso no se va a acabar.El amor no se acaba solo por que quieras terminar con él, así que olvídate del asunto y ve a decirla que la quieres, hoy más que nuca.

 Los domingos que llovía nos quedábamos toda la mañana metidos en la cama, escuchando en silencio como las gotas de agua repiqueteaban en los cristales. Cuando nos entraba hambre nos devorábamos los te quieros, y no dejábamos ni una miga, ni un latido que se escapara entre las sábanas. 











No hay comentarios:

Publicar un comentario