domingo, 27 de abril de 2014

Nunca fui la chica de las fotos,
en todo caso aquellas que escondes en tu mesilla de noche,
durante mucho tiempo ser secreto me pareció precioso,
algo que nadie más era capaz de comprender,
como la magia.
Tu eras mi genio de los deseos,
y yo resumía todos mis anhelos en uno solo:
tus labios sobre mi boca.
Los años que no puedes devolverme,
se me quedan impregnados en tu ropa,
en tu falta de cariño,
en tu amor por otra.
Ahora me doy cuenta de que todo lo que hice fue por ti,
sin darme cuenta,
empezaste a ser tú mucho antes de que yo supiera quien era.
He abandonado mi vida por alguien que no sabe lo que quiere de la suya,
detenido mi felicidad a favor de entregarte a ti todas mis buenas mañanas,
ya no me queda más remedio que decirte,
que por un tiempo, que pareció infinito, yo viví de ti.
Pero ahora,
quédate con tus manos devastadoras,
no quiero volver a sentirte en la piel,
ni en el alma,
no quiero volver a sentirme en ti.
Te devuelvo las emociones que despertaste,
la ternura de las mañanas que me levantaba contigo respirándome,
el cariño que me rebosaba en las pupilas al mirarte,
la catástrofe que mi boca causaba cuando me susurrabas al oído.
Por favor llévate todo aquello que me entregaste a regañadientes,
las pocas marcas de amor que me imprimiste en los parpados,
las mentiras que quise transformar en verdades que solo yo comprendía,
todos y cada uno de los recuerdos en los que tú te conviertes en héroe.
Se me olvidaba decirte que te odio,
te odio casi tanto como sigo queriéndote.


No hay comentarios:

Publicar un comentario