jueves, 8 de agosto de 2013

Dicen que la distancia es una mierda, pero que bonito estás cuando te veo aparecer.Tiemblo, me muerdo el labio y el corazón me golpea las costillas. Eres precioso, o eras precioso, ya ni si quiera me acuerdo de la diferencia entre lo que fuiste y lo que serás.No queda nada de aquello que nos hizo uno y sin embargo soy incapaz de no pensarte, de no quererte cuando ni si quiera estás aquí.Nos envidiaban ¿sabes?, eramos prácticamente intocables tu y yo, etéreos cuando estábamos juntos, como huracanes que servían de detonantes para una catástrofe. Casi llegamos a querernos tanto que la piel se nos desacía entre las manos, de tanto tocarnos. Pero supongo que estamos muy lejos de entonces, de aquellos besos y de las miradas que te encendían el alma. Ahora soy otra, en la misma piel en la que dejaste surcos y heridas, pero otra al fin y al cabo. Me han roto los costados y los esquemas cuando tu no estabas ahí para cuidarme, me hubiera encantado conservar la inocencia que adorabas. Aún así sigo sin poder mentir, porque tu boca sigue siendo un bonito precipicio donde amar, y un lugar perfecto para saltar hacia lo desconocido. Ojalá me hubieras conocido en otra vida, una en la que el destino y el tiempo no jugaran en nuestra contra si no que jugaran con nosotros. Una época donde me hubieras hecho feliz y yo no hubiera huido del amor como si quemara por miedo a no salir viva de ello. Ojalá fuera capaz de olvidarte del todo o hacerte volver, porque sé que ya jamás volveré a rozarte, ni si quiera el corazón.







Por que todavía tiemblo cuando te miro, aunque ya seas solo un fantasma del pasado




No hay comentarios:

Publicar un comentario