martes, 15 de mayo de 2012

Me escuecen las heridas. El dolor es tan intenso que ni cerrando los ojos y pensando en ti desaparece. Tengo el corazón sangrando, abierto de par en par, expuesto a tu sonrisa de suficiencia y a tus mentiras con sabor amargo. Joder, he vuelto a caer, en lo mismo o en lo distinto. He vuelto a besarte, a joder contigo, sin ti, con cualquier desconocido que llevaba tu cara o tu olor o tus gestos o tus manías. He vuelto a encontrarte en cualquier esquina, pero sin ser tu del todo una vez más. Me he vuelto a dar de bruces con la fría realidad a la mañana siguiente cuando ese doble tuyo que dormía entre mis sábanas se despertaba y en vez de echarme de  la cama a patadas como tú solías hacer me traía el desayuno.Que imbécil, el muy capullo se cría que podía hacerlo mejor que tu. Ni siquiera conseguía que se encendieran las luces de la habitación , no hablemos de fuegos artificiales.  Tú por el contrario eras un maestro en ese tema, contigo se encendía hasta la jodida supernova. Que bien follabas, que bien follas, en otras camas, con otros cuerpos. Yo busco a tu doble por los rellanos de los hoteles. Busco hasta que encuentro alguien que me de calor para pasar la noche, sin tiritar por tu ausencia. Las mañanas son lo peor, si el alcohol en el cuerpo no soy capaz de reconocer tu sonrisa ladeada ni tus ojos verdes en el rostro del desconocido que tengo alado. Eso me repugna y me veo obligada a apartarme para evitar arrancarle esa sonrisa de niño bueno a hostias. ¿Dónde coño está mi motero con chupa de cuero y tatuajes en los brazos?. Dejándose querer por alguna niñata con aires de grandeza.




Porque mi vida es muy perra, pero no me ha echo la mitad de daño que tú. A ti te quise mucho más

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