domingo, 25 de noviembre de 2012

Podían haberse querido hasta reventar, como críos. Muriéndose por comerse los lunares del otro. Podían haber hecho historia con sus besos en lugares indebidos y rompecabezas de ciudades que tenían (su) nombre. Ella era sexy como el demonio, a veces niña y de repente mujer sin previo aviso. Se la comían las dudas cada noche cuando él dormía desnudo a su lado. El orgullo era la marca de la casa, casi se la tragaba cuando estallaban las luces dentro el iceberg que se había colgado de su ventrículo izquierdo. A veces el conseguía que se derritiera, a veces hacía que se incendiara como si el fuego la quemara las entrañas.Ella, imponente casi etérea, inalcanzable y complicada. Él fue tan estúpido como para dejarla marchar( "chico, esa es de las que solo aparece una vez")y no hacerle perder la cabeza con una canción de los Beattles. Lucy in the sky with diamos era sin duda su canción, tal vez la de ambos, ya nunca lo sabrán. Él fue tan capullo como para decirla te quiero en el momento equivocado, justo después de una sonrisa ¿Quién dice te quiero después de una sonrisa?. Las personas normales dicen te quiero después de un polvo no de una sonrisa. Ella se largó  No tenía miedo, estaba acostumbrada a ser el objeto de deseo de prácticamente todos los hombres de su alrededor.Pero el pánico a decepcionarle, a que la dejara de amar de la noche a la mañana pudo con su frágil auto control y no tuvo más remedio que huir. Pensó que sería mejor que la recordara como la chica a la fuga, que como la chica fría como un tempano, la chica incapaz de ama. Prefirió huir y esconderse de si misma una vez más.

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